miércoles, 27 de mayo de 2020

IMPORTANCIA DEL GATEO PARA EL DESARROLLO CEREBRAL Y INFANTIL



El gateo es un momento evolutivo muy importante que da como resultado el control del cuerpo siento una de las bases para el desarrollo cerebral y infantil del niño/a.
Suele suceder alrededor de los 7 a 9 meses, cuando ya es capaz de sostenerse por sí solo sentado, echando su peso hacia delante y colocando las manos por delante de su cuerpo adquiriendo la posición de gateo; algunos lo hacen alrededor del año, otros a los seis meses, mientras que hay niños/as que aprenden a caminar sin haber gateado nunca.
El niño/a durante el desarrollo natural, antes de andar, pasa por fases: boca arriba, voltear, arrastrarse, gatear casi al mismo tiempo sentarse, caminar, correr y saltar; todas estas etapas son especificas de la naturaleza humana y forman parte del programa geneticpo humano por lo que son muy importantes.
El Andar- Hablar-. Pensar, son capacidades que se encuentran interrelacionadas, constituyendo una base solida entre ellas, tomando en cuenta que el niño camina hacia el año, habla entre los dos años y piensa entre los tres años; podemos decir que el ANDAR es la base que encamina los mecanismos del habla y estos a su vez son los cimientos del PENSAR.
El ANDAR no es simplemente el desplazarse, si no todo el proceso que conlleva a dicha acción conduciendo al niño de la posición horizontal a la vertical, en este proceso el niño trabaja con el equilibrio y la gravedad, tratando de dominar sus movimientos
El GATEAR es un movimiento armónico, simétrico, coordinado que proporciona y requiere una gran coordinación de brazos y piernas; tiene consecuencias a nivel del desarrollo psicomotor, intelectual y emocional; desarrolla el habla, el equilibrio, la visión la tactilidad, la propiocepción, la motricidad gruesa, el desplazamiento con el cuerpo, la motricidad fina, la orientación, discriminación espacial de fuentes acústicas y la futura capacidad de escritura en un solo ejercicio, por tanto, si el gateo se desarrolla correctamente se favorecen las conexiones futuras de todo tipo entre los dos hemisferios cerebrales dependiendo de estas el correcto desarrollo de funciones cognitivas (aprendizaje) y de movimiento.

A continuación, algunos argumentos que plantea el Dr. Carlos Gardeta Oliveros:

El gateo conecta los hemisferios cerebrales y crea rutas de información. El gateo crea rutas de información neurológicas entre los dos hemisferios, es decir, facilita el paso rápido de información esencial de un hemisferio a otro. Las rutas creadas no sólo valen para sentar las bases de las funciones superiores de movimiento, sino que son precursoras de conexiones que servirán para, a su vez crear otras conexiones entre los dos hemisferios y que son cruciales para la maduración de las diferentes funciones cognitivas.

Desarrolla el patrón cruzado. Este patrón es la función neurológica que hace posible el desplazamiento corporal organizado y en equilibrio del cuerpo humano; implica que el brazo derecho va sincronizado con el pie izquierdo y el brazo izquierdo con el pie derecho. Se llama patrón cruzado porque hay dos ejes cruzados, mediante el apoyo en equilibrio sobre las dos extremidades opuestas el ser humano puede desplazarse, avanzar las dos extremidades del otro eje y al tiempo, encontrar nuevos puntos de apoyo que serán la base del siguiente desplazamiento, ese movimiento comprende el del eje de las caderas y el de los hombros, estas articulaciones se mueven en rotaciones contrarias entre sí al avanzar gateando y crean una torsión relativa de la columna en cada sentido en función del eje actuante, dicha torsión posiciona correctamente y sin sufrir presiones sobre las vértebras y los discos intersticiales, además de tonificar adecuadamente los músculos que más adelante permitirán que el niño mantenga la columna perfectamente erecta cuando esté maduro para poder ponerse de pie.

Desarrolla el sistema vestibular y el sistema propioceptivo. Ambos sistemas permiten saber dónde están las partes del cuerpo de uno. 
Por un lado, el sistema vestibular activa la emisión de señales de los dos laberintos del oído al cerebelo para que el cerebro sepa constantemente en qué posición está la cabeza y así tenga un punto imaginario que le permita luego referenciar (colocar) todo el cuerpo respecto a esa posición, este sistema vestibular se integra y complementa con el otro que hemos mencionado: el propioceptivo. 
Lo que se denomina propiocepción consiste en saber dónde están todos y cada uno de los puntos del propio cuerpo, lo que permite mandar órdenes precisas a cada uno de ellos y llegar a moverlos, así como cada una de sus partes con las otras de forma armónica y rítmica. Por tanto, gracias a los sensores vestibulares alojados en la cavidad auditiva el niño sabe dónde está su cabeza y coloca y ordena en su imagen cerebral toda la información que va recibiendo del cuerpo, esto le permite modular con precisión increíble la secuencia de cualquier movimiento. Para entender esto más rápidamente el lector puede imaginar que tuviera una pierna dormida que no mandara información al cerebro o que, aunque lo hiciera, no le llegara por no tener suficiente riego sanguíneo, no podría andar porque no sabría dónde está la pierna. Que uno sepa "dónde tiene cada uno de los miembros que lo constituyen" se encarga el sistema propioceptivo.

Desarrolla la convergencia visual y posibilita el enfoque de los ojos. Al mirar al suelo para colocar la mano o la rodilla convenientemente, el niño converge o enfoca los dos ojos en un mismo punto a corta distancia, cuando mira a dónde va a unos tres metros por lo menos, coloca con los ojos la convergencia en un punto infinito, este es un estupendo ejercicio muscular para los ojos que facilita la acomodación visual y es tal su importancia que, según estudios de optómetras, el 98% de los niños con estrabismo no gatearon lo suficiente de pequeños, también parece que los ojos vagos están relacionados con un mal desarrollo de las convergencias.

Desarrolla la oposición cortical. En el gateo, la cabeza está en un plano y la palma de la mano en otro. El niño siente la tactilidad de la palma que está viendo, esto es fundamental para desarrollar luego la oposición cortical -es decir, en la corteza del cerebro- de que el dedo gordo de la mano se opone a los otros cuatro. El desarrollo de esta función en las manos es la que permite servirse de ellas y asir los objetos y esa manualidad fina es esencial para luego poder escribir. Además, al masajear la palma de la mano ésta envía información al cerebro de dónde está y de las diferentes sensaciones que va sintiendo al moverla y apoyarse, así como de los estímulos producidos por la textura y otras características del medio que está presionando. Por otro lado, al gatear el niño apoya su peso en las palmas de las manos y soporta esa tensión en las articulaciones de las muñecas, de los hombros, de la columna vertebral, de los fémures y de las caderas, así percibe la oposición de la gravedad y aprende a manejarse con ella.

Ayuda a establecer la futura lateralización. En el nivel de desarrollo posterior al gateo comienzan los primeros procesos corticales de lateralización, con él uno de los hemisferios se convierte en dominante y el otro en servidor para no tener que operar con ambos a la vez, al conectar los dos hemisferios gracias al gateo le facilita acudir más rápidamente a funciones más complejas que requieren de ambos hemisferios y de áreas cerebrales no simétricas y diferenciadas. Un niño pequeño que va a coger una naranja echa las dos manos a la vez porque la orden llega simultáneamente a los dos hemisferios. Un niño con un nivel de organización superior coge la naranja que le mandan rodando con una mano o con otra dependiendo de si está a un lado o a otro, o de si está en un nivel superior de organización (de si es más diestro o más zurdo).

Facilita el aprendizaje de la lecto-escritura. Mediante el gateo se va desarrollando la coordinación cerebral ojo-mano, cuando el niño gatea se establece entre ambos una distancia similar a la que más adelante habrá entre ojo y mano a la hora de leer y escribir. Por tanto, el gateo favorece decisivamente la aparición temprana de ambas funciones -leer y escribir- con los beneficios adicionales que ello conlleva intelectualmente

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Dra. Ibeth Sinmaleza M.
NUEVA MEDICINA ECUADOR


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