El dolor de miembro fantasma es la sensación dolorosa localizada en una extremidad después de que ésta ha sido amputada, esta sensación no corresponde al dolor localizado en el muñón ni al dolor de la cicatriz.
Se ha demostrado la relación directa de su incidencia con distintos parámetros como son:
- La severidad de la lesión inicial.
- La duración e intensidad del dolor previos a la amputación.
- La edad del paciente, siendo muy poco prevalente en los niños menores de 6 años.
Aunque el origen es orgánico, los factores psicológicos pueden exacerbar el dolor, de hecho, se sabe que la percepción de la intensidad del dolor está estrechamente relacionada con los estados emocionales y niveles de ansiedad experimentados por el paciente a lo largo de su convalecencia, y recíprocamente, el dolor crónico parece modificar la personalidad de los pacientes. Cabe destacar que los amputados no son más neuróticos que la población general.
Las sensaciones dolorosas son recogidas en los nociceptores de la piel, que conducen dicha información a través de fibras nerviosas A δ y C, que acceden a la Sustancia Gelatinosa de Rolando (SGR) del asta posterior de la médula espinal. Es en esta donde realizan las sinapsis con la segunda neurona que, cruzando hasta el haz espinotalámico lateral contralateral, ascienden realizando múltiples sinapsis en el tálamo, hasta la corteza cerebral somatosensorial, situada en el giro postcentral del lóbulo parietal.
Si la amputación produce una cascada de eventos en la periferia y en la médula espinal, es razonable asumir que estos cambios se desplazarán, eventualmente, hacia estructuras más centrales y alterarán la actividad neuronal en las estructuras corticales y subcorticales.
También el concepto de miembro fantasma, con sus complejas cualidades perceptivas y sus posibilidades de modificación por varios estímulos internos (la atención, la distracción o el estrés), muestran que la imagen fantasma es un producto del cerebro.
La información sensitiva de cada región anatómica es transmitida a un área concreta de la corteza somatosensorial, la activación repetida de cada área acaba generando una memoria somatosensorial, según el esquema propuesto por Penfield.
El homúnculo de Penfield muestra que el área de la cara bordea el área de la mano. Con frecuencia, los amputados de los miembros superiores, cuando se golpean en el rostro, experimentan una sensación simultánea de tacto en la cara y sobre los dedos amputados. La velocidad con la que se suceden estos cambios tras la amputación sugiere que esta reorganización probablemente es el resultado del desenmascaramiento de sinapsis ocultas en la corteza somatosensorial, en lugar de cambios directamente anatómicos. El dolor del miembro fantasma puede surgir de los errores que ocurren en este proceso de "remapeo" cortical, conduciendo a la sobreamplificación del dolor experimentado.
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Dra. Ibeth Sinmaleza M.
SALUD BIOSPICOSOCIAL
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