miércoles, 28 de octubre de 2020

¿POR QUÉ LA SAL ES TÓXICA?

 


El nombre real de la sal refinada de mesa actual o sal común es Cloruro de Sodio (NaCl), se divide en un 40% sodio y un 60% cloro, forma parte de los famosos venenos blancos.

La sal entro en la cadena alimenticia del ser humano aproximadamente 5000 años antes de nuestra era, cuando los chinos descubrieron que la sal era útil para conservar los alimentos y la usaron en gran cantidad, fue desde entonces cuando comenzó a usarse como sazonador. Al incrementarse progresivamente la ingesta en la dieta de las comunidades, también su aceptabilidad se habría incrementado, como consecuencia de su agradable efecto sazonador de los alimentos. Su apetencia llegó a ser tal que en el pasado llegó a ser un elemento comercial muy importante, llegando a usarse incluso como moneda de cambio (de allí la palabra latina "salario").

Algunos afirman que el ser humano tendría una apetencia innata por la sal, pero pareciera más bien que la adicción se aprende. Personas que viven en sociedades tradicionales, como los habitantes de Papúa Nueva Guinea, que nunca han tenido acceso a la sal, no tienen afición a ella, e incluso la encuentra repulsiva. Sin embargo, cuando migran a las ciudades, rápidamente se adaptan a su consumo, llegando a desarrollar una verdadera dependencia. Al igual que la adición a las drogas, mientras más se consume, más se incrementa su dependencia, llegando a desensibilizarse los receptores de sal de la lengua, hasta percibir que los alimentos desalados le parecen insípidos. Por otra parte, cuando se deja de agregar sal a las comidas, cuesta acostumbrarse y toma varias semanas adaptarse a ello.

A la famosa sal refinada de mesa actual se le agrega artificialmente minerales como el yodo y fluor; el yodo es tóxico para el organismo cuando sobrepasa el mínimo necesario y se añade porque se supone que mejora la función de la tiroides y el flúor que es uno de los elementos más radioactivos que existen se añade a la sal porque se supone que va bien para los dientes; además la sal de mesa contiene multitud de conservantes: el carbonato de calcio, el carbonato de magnesio y los denominados E-535, E-536, E-540, E-550, E-551, E-552, E-553b, E-570, E-572, así como el hidróxido de aluminio para evitar que la sal se apelmace, cuya declaración en los envases no es obligatoria. Es importante saber que el aluminio es un metal tóxico cuando es consumido en exceso se deposita en el sistema nervioso y en el cerebro, relacionándose con la enfermedad del Alzheimer, a pesar de lo cual es aluminio se sigue utilizando en la mayor parte de los envases metálicos en los que hoy se comercializan sodas, colas, refrescos y cervezas.

 Hoy en día, la mayor parte de las dietas contienen un exceso de sal. Su mayor proporción ya viene agregada a los alimentos antes que estos se sirvan en la mesa (dos terceras partes). No se trata sólo de la carne curada o el pescado salado y ahumado, sino también alimentos comunes como el pan, los cereales del desayuno, los queques, las galletas, el queso, el yogurt, las sopas en polvo y las salsas, todos los cuales contiene un alto contenido de sal que ha sido agregada durante el procesamiento de ellos.

La mayor parte de la gente consume más sal de la que necesita. Pues sepa que se trata de un problema grave porque al ser humano le basta 0,2 gramos de sal al día para tener cubiertas sus necesidades de sal. El estadounidense corriente consume alrededor de 10 g de sal al día (esto significa unos 4 g de sodio y 6 g de cloruro). En los países occidentales, como promedio consumen diariamente entre 12 y 20g de sal. En Korea del Sur, el consumo es de 11.6 g y en el Norte de China es de 13.9 g. En Chile se presume que es aproximadamente de 11 g diarios. Según recomendaciones del Grupo de Estudio de WHO en 1990, el consumo máximo de sal no debiera superar los 6 g diarios. Por otra parte, las recomendaciones de U.S.A., sugieren que el consumo debería ser de 3.75 gramos diarios. La OMS recomienda consumir menos de 5 gramos (un poco menos que una cuchara de té) de sal por día.

En un gramo de sal hay 400 miligramos de Sodio, si tomamos en cuenta las medidas en; Cuchara sopera rasa (15gr); Cuchara sopera colmada (32gr); Cuchara de postre (4gr); Cucharadita de te o café (2,3 gr o 2300 mg de sodio)” cantidad máxima es de 2500mg al día ”; ¼ cucharadita de sal = 575 mg de sodio “cantidad mínima es de 500mg al día”; ½ cucharadita de sal = 1150 mg de sodio; ¾ cucharadita de sal = 1725 mg de sodio; Para personas con hipertensión se recomienda aproximadamente 1500 miligramos o 2/3 de una cucharadita de sal); dosis letal de sal son cuatro cucharadas soperas ingeridas de golpe es decir 60 gramos.

La industria de alimentos tiene muchas razones para agregar ese exceso de sal. A parte de prolongar su vida media mediante un ingrediente barato, logran un mejor sabor y de paso enmascaran sabores amargos que a veces se generan durante los procesos de elaboración industrial. Por otra parte al inyectar sal en la carne aumenta su volumen, vendiendo así agua al precio de la carne. Finalmente mejora la apariencia, la textura y el olor del producto final y al producir sed, se incrementa el consumo de bebidas.

Es probable que el consumo exagerado de sal refinada de mesa de alguna forma desequilibre la capacidad de concentración y eliminación de los riñones, aunque ellos tratan de responder eficientemente, eliminando la sal por la orina lo antes posible, sin embargo, esto no parece saludable, ya que nuestro cuerpo solo tiene la capacidad para eliminar entre 5 y 7 gramos diarios de cloruro sódico “sal”.

Las personas que habitualmente están consumiendo más de medio gramo de sal al día (serían todos), es muy probable que estén dificultando la homeostasis renal, al verse obligadas a retener más agua, para así mantener constante la concentración de sodio en la sangre, se presume que un exceso de líquido se traduce en definitiva en un aumento de la presión arterial.

El cloruro que compone la sal, como los cereales, los productos lácteos, las legumbres y las carnes, produce ácido en los riñones después de digerirse, debido a su elevado contenido en cloruro, la sal es uno de los peores culpables de hacer más ácida la dieta, es totalmente responsable de sus efectos nocivos en nuestra salud.

Sin embargo, hay muchísimas pruebas médicas que relacionan la sal con la hipertensión, los accidentes cerebrovasculares, la osteoporosis, los cálculos renales, el asma e, incluso, ciertas formas de cáncer. La sal también está implicada como factor de riesgo de insomnio, mareo por aire o movimiento, el síndrome de Ménière (molestos zumbidos de los oídos) y la preeclampsia en el embarazo.

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Dra. Ibeth Sinmaleza M.

SALUD BIOSPICOSOCIAL


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